Desde niña descubrí el poder de la narración oral. Mi mamá y mi tío Luis Montes de Oca eran narradores excepcionales. Mi mamá nos inventaba cuentos a mi hermano y a mí, además nos leía los clásios. Mi tío Luis nos contaba historias de muerto y aparecidos.
Por eso, empecé a narrar: al principio a mi hermano, después a mis primos. No les contaba cuentos infantiles, a mi hermano le conté de mitología griega y romana, a mis primos cuentos de Agatha Christie. Ahora mis narraciones llegan un poco más lejos. Lo único que pido es que, como dicen en Hawaii: "Que mi voz llegue lejos y que mis palabras sean recordadas".
Comparto contigo un video de una de mis narraciones. Es un video joven, de hace apenas unos meses. Gracias a mi queridísimo Héctor Ordónez por la edición.
Lo que me contó la lechuza
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