Margaret Atwood es una de las escritoras contemporáneas más inquisitivas y profundas que he leído. No solamente escribe narrativa (The Handmaid's Tale es una excelente novela), también escribe poesía.
Comparto contigo su "Poema de la Noche" en su versión original y más abajo, la traducción al español.
Tomado de: Selected Poems II: Poems Selected & New 1976-1986 (Boston: Houghton Mifflin, 1987): 52.
POEMA DE LA NOCHE
No hay por qué tener miedo, es nada más el viento dando vuelta hacia el Este, nada más que tu padre el trueno tu madre la lluvia
En este país de agua con su luna beige húmeda como un hongo, sus troncos anegados y los pájaros largos que nadan, donde el musgo crece por toda la superficie de los árboles y tu sombra no es tu sombra sino tu reflejo,
tus padres verdaderos desaparecen cuando la cortina se corre sobre tu puerta. Somos los otros, los de abajo del lago, parados en silencio al lado de tu cama con nuestras cabezas de oscuridad. Vinimos a cubrirte con lana roja, con nuestras lágrimas y susurros distantes.
Te meces en los brazos de la lluvia, en el arca helada de tu sueño, mientras esperamos, padre y madre nocturnos, con las manos frías y una linterna apagada, sabiendo que solo somos las sombras vacilantes que arroja una vela, en este eco que veinte años después vas a escuchar.
Margaret Atwood – traducción al español de Sandra Toro
No hay por qué tener miedo,
es nada más el viento
dando vuelta hacia el Este, nada más
que tu padre el trueno
tu madre la lluvia
En este país de agua
con su luna beige húmeda como un hongo,
sus troncos anegados y los pájaros largos
que nadan, donde el musgo crece
por toda la superficie de los árboles
y tu sombra no es tu sombra
sino tu reflejo,
tus padres verdaderos desaparecen
cuando la cortina se corre sobre tu puerta.
Somos los otros,
los de abajo del lago,
parados en silencio al lado de tu cama
con nuestras cabezas de oscuridad.
Vinimos a cubrirte
con lana roja,
con nuestras lágrimas y susurros distantes.
Te meces en los brazos de la lluvia,
en el arca helada de tu sueño,
mientras esperamos,
padre y madre nocturnos,
con las manos frías y una linterna apagada,
sabiendo que solo somos
las sombras vacilantes que arroja
una vela, en este eco
que veinte años después vas a escuchar.
Margaret Atwood – traducción al español de Sandra Toro
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