miércoles, 5 de mayo de 2021

Espejos



Clarice Lispector es una poeta que me gusta mucho por su estilo directo y cercano. Su origen multicultural se ve en la fluidez de sus palabras y la belleza de sus textos.

Comparto contigo, de su autoría  "Los espejos del alma", de libro "Sólo para mujeres", que recopila textos escritos entre 1959 y 1061. "Los espejos del alma" se me hace muy actual, una realidad que vivimos y que podemos retomar hoy día. Esta es la traducción del portugués al español de Elena Losada.


Los espejos del alma 

    Desde la más remota antigüedad, los ojos han servido de tema para poemas, ensayos, proverbios, leyendas, etcétera. Los de Cleopatra (que se los maquillaba mucho, como las elegantes modernas) eran tan célebres como su nariz y deben de haber desempeñado también un papel importante en el cambio de destino de la humanidad. 

    La moda actual –insensata en tantos aspectos–, al menos por lo que se refiere a los ojos, demuestra haber comprendido su importancia para destacar la belleza de un rostro. En efecto, nunca ha habido tanto refinamiento en el maquillaje de los ojos como ahora. Su forma es subrayada y alargada con trazos de lápiz; el rímel, que hasta hace bien poco tiempo se limitaba al negro y al marrón, hoy se encuentra en los más variados matices de verde, azul, violeta o gris, y un muestrario de sombras para ojos recuerda la paleta de un pintor abstracto. 

    Pero no sólo eso. Recientemente en París han salido sombras doradas y plateadas para la noche. Y Josephine Baker, la famosa cantante y bailarina «café au lait», ha lanzado la moda de pegarse sobre cada párpado una pequeña piedra  preciosa. De esta manera, cualquiera que quiera tomarse esa molestia (un trabajo casi de orfebre) podrá exhibir una mirada refulgente... 

    En cuanto a las pestañas postizas, en otro tiempo usadas sólo por las actrices en el escenario o en la pantalla, su uso se está difundiendo cada vez más, incluso de día. 

    Para que los ojos sean bellos, no basta, sin embargo, que sean grandes, que tengan un color especial o que estén maquillados con cuidado. Es necesario que en ellos haya algo más. Porque, al ser «los espejos del alma», deben reflejar dulzura, comprensión, inteligencia. 

    En resumen, más importante que los ojos es la mirada.

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